Al final del camino...

Este articulo se adaptó de “Su bienestar emocional: vivir con la incertidumbre”, escrito por Ellen Winchell, PhD

La incertidumbre contribuye al entusiasmo y la ansiedad de vivir. La incertidumbre forma parte de la vida. Cuanto más incierta o ambigua es la situación, más angustiosa será enfrentarla. Puede ser desconcertador no saber lo que se debe esperar en una situación específica; muchas veces uno se imagina el peor resultado posible.

Cuándo uno se enfrenta a un desafío es lanzado a un mundo nuevo, lleno de experiencias primerizas, uno se sumerge en una multitud de situaciones desconocidas e inciertas, la experiencia pasada puede o no habernos preparado.
Hay muchas reacciones a la incertidumbre. Algunos lanzarán un ataque preventivo y renunciarán a sus metas antes de tratar con las incertidumbres inherentes a su situación. Otros revisarán sus sueños y se dirán a sí mismo que no quieren seguir las cosas que ellos desean verdaderamente. Los otros rendirán su voluntad a una autoridad exterior: "Yo no sé qué decisiones tomar, oriénteme". Algunas personas pasarán por una parálisis emocional cuando se sientan que viven en la tierra de nadie sin saber qué traerá el futuro.

Una de las mejores maneras de reducir la ansiedad de la incertidumbre es obtener información. Cuanto más conozcamos una situación, estaremos mejor preparados para enfrentarla. El conocimiento causará que bajen los niveles de ansiedad. Por lo tanto, hay que hacer todo lo posible para obtener información.
Pero aún así después de reunir tanta información como se pueda, descubriremos que todavía hay preguntas para cuales nadie tiene la respuesta. En tales casos, cuando mayor tolerancia se tenga respecto a su incertidumbre, será más fácil el paso del tiempo.

Hay que aceptar que nuestro futuro inmediato traerá consigo inevitablemente muchas situaciones nuevas y esa incertidumbre tiene que estar presente, ya que es parte de la vida.